Un nuevo número de Ideas de Izquierda
La amenaza fantasma
ESTEBAN MERCATANTE
Número 31, julio 2016.
I.
Llegamos finalmente al segundo semestre, en el que tantas expectativas depositó el gobierno de Mauricio Macri. Y como siempre, la política argentina discurre al ritmo frenético que nos tiene acostumbrados. El suceso de mayor relevancia de las últimas semanas es el desgajamiento en el que ha ingresado el kirchnerismo como resultado de los inoportunos bolsos llenos de dólares (y euros, yuanes, etc.) que el exsecretario de Obras Públicas José López intentaba esconder en el monasterio de Nuestra Señora de Fátima de General Rodríguez. Estas revelaciones, ocurridas cuando funcionarios del gobierno de Macri admitían estar ante el “peor” momento desde su llegada al poder, por el malestar consecuencia del deterioro económico generado por el shock de ajuste y salpicado además por los Panamá Papers, le otorgaron a Macri un muy necesitado oxígeno. Esto se plasmó sobre todo en la vuelta de la disposición del grueso del peronismo para acompañarlo en el Congreso, como ya había logrado durante las primeras sesiones, cuando aprobó holgadamente el acuerdo con los buitres.
II.
El panorama internacional también se encuentra en estado de alteración. Y parece empeñado en mostrar que la vocación de “volver al mundo” declarada por Macri resulta intempestiva. Los británicos acaban de votar por ajustada mayoría retirarse de la UE, resultado que sumió en el desconcierto a los gobernantes europeos y norteamericanos, y acicateó la inestabilidad financiera. La inclinación por este Brexit, que tiene como trasfondo los efectos de ocho años de crisis y políticas de austeridad, es una respuesta eminentemente reaccionaria a estos malestares, que pone el acento en el problema de la inmigración, frente a la alternativa tampoco nada progresiva de permanecer en la “Europa del capital”. El fenómeno político fue comparado por varios analistas con el ascenso de Trump en las elecciones norteamericanas y también con el fortalecimiento de otros partidos de extrema derecha en Europa. El recetario privatista y liberalizador (de capitales y mercancías) con el que Macri promete traer felicidad, experimenta un creciente rechazo en todo el mundo, por derecha pero también por izquierda, como mostró el accionar de los trabajadores y la juventud francesa en los últimos meses. Las mismas tendencias a la polarización política también se expresan en el terreno político: en EE. UU. no solo está Trump; en la interna demócrata, los jóvenes de entre 18 y 30 años votaron en más de un 70 % a Bernie Sanders, un senador de Vermont que se reivindica socialista. Fenómeno limitado por las ilusiones en las posibilidades de intervenir en la interna de uno de los pilares del sistema bipartidista de la principal potencia imperialista, así como por el programa moderado del candidato, y de destino incierto ahora que Hillary Clinton quedó coronada como candidata demócrata, expresa sin embargo un fuerte dato político. Se trata de una polarización que preanuncia choques de la lucha de clases más intensos.
III.
En América latina, las derechas que en los últimos tiempos avanzaron en la región (ganando elecciones o mediante golpe institucional como en Brasil), encuentran en el panorama internacional desfavorable una dificultad de primer orden para afianzarse. Los ajustes que llevan a cabo se aplican sin contar con el viento a favor de entrada de capitales significativa ni de altos precios para los commodities que dominan las exportaciones de los países de la región, como los hubo en el ciclo 2003-2013. Pero a pesar de la discordancia de los tiempos que lo aqueja, Macri acelera su acercamiento al club de los países de la región más alineados con el imperialismo norteamericano. Su acercamiento a la Alianza del Pacífico, integrada por Chile, Perú, México y Colombia, es vista como un preámbulo para integrarse al Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), con el que los Estados Unidos buscan reforzar su preeminencia sobre países de América latina y Asia. Es decir, pega un salto cualitativo en la reorientación de la política exterior respecto de las orientaciones del gobierno anterior, giro iniciado ya desde diciembre, en la expectativa de que tanto gesto amistoso hacia Washington permita que llegue la lluvia de dólares que tanto se hace esperar.
IV.
En lo inmediato, como ya señalamos, Macri logró un alivio gracias al impacto que tuvo el affaire López sobre el kirchnerismo. No faltan quienes advierten que esto no es tan conveniente para el gobierno pensando en tiempos más largos, ya que la debacle del kirchnerismo facilitaría una unidad del peronismo que pondrá límites a los juegos que hoy el gobierno hace con su división. Pero lo cierto es que hoy una serie de “patas auxiliares” permiten al gobierno mostrar una fortaleza que en realidad no tiene. La economía shockeada no da por ahora signos de revertir la caída; la apuesta que hace el gobierno a que los sueldos “nuevos” pos paritarias y las jubilaciones más altas estimulen el consumo, y a meter mucha plata en la obra pública desde acá hasta fin de año, no parece que vaya a alcanzar para lograr que la “luz al final del túnel” prometida para este semestre llegue a concretarse. Si no fuera por el apoyo del peronismo en el Congreso que, después de contrariarlo con la ley “antidespidos”, ahora aprobó el blanqueo, los jueces de la Corte Suprema y todas las demás normas presentadas por Macri; de los gobernadores, que acompañan la política oficial y replican la combinación de ajuste y endeudamiento que éste viene llevando a cabo; y, last but not least, de la burocracia sindical que viene asegurando una inmovilidad en el marco de un ajuste feroz, el gobierno de Macri enfrentaría numerosas dificultades para avanzar con su agenda. El apoyo mediático presenta un presidente muy fuerte, pero lo cierto es que poco y nada podría hacer si no contara con estos apoyos.
V.
Siete meses han producido un vuelco contundente en la situación política. Desde sectores del kirchnerismo a comienzos de este año alimentaban la expectativa de que este espacio político sería el puntal de la resistencia contra el ajuste. El terremoto generado por López, pero también la comprobación de la colaboración activa del peronismo en las políticas que se aplican desmintieron rápidamente estas expectativas. Por si faltaba alguna confirmación más, el economista Miguel Bein, quien fuera asesor de Daniel Scioli y estaba llamado a jugar un rol importante si este hubiera ganado el año pasado, salió a cuestionar hace unos días la idea de que el de Macri sea un gobierno “neoliberal”, y respaldó los principales lineamientos de la política económica que, señaló, habrían sido similares de haber ganado el FPV.
VI.
Para quienes apostaron honestamente a la perspectiva de una transformación social duradera que pudiera venir de la mano del kirchnerismo, que postuló al Estado como el gran sujeto para encararla y reconstruir una burguesía nacional con su apoyo, son tiempos de reflexión, de barajar y dar de nuevo. Este proyecto político perpetuó el conjunto de las contradicciones que caracterizan el atraso y la dependencia nacional, mientras alegremente afirmaba que estaba haciendo lo contrario, gestualidad que hacía en pos de apuntalar la reconstrucción del prestigio de las instituciones que la movilización popular de 2001 había golpeado. Hoy resulta evidente que para generar una fuerza capaz de enfrentar al gobierno de Macri y su política de profundizar las ataduras de la dependencia, pasa por otro lado. Es necesario apostar a la construcción de una fuerza política con inserción en la clase trabajadora y la juventud, que lejos de apuntar hacia un imposible “capitalismo en serio” despliegueun programa anticapitalista y antiimperialista. Hay que girar a la izquierda.
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